El Hijo de Dios… tiene ojos como llama de fuego. Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá? Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a ...
COMO OVEJAS…
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, ...